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Mostrando entradas de marzo, 2020

Hombre hablando de mujer

Hombre hablando de mujer: la madre de todos los complejos La historia que inspira mi titular es de hace casi treinta años; y entonces yo tenía veinte. El “payo-patriarca” de los Bush de toda la vida (léase Texaco) decía en los albores de la Primera Guerra Mundial Televisada en Directo que “esto no va a ser un nuevo Vietnam” mientras Sadam Hussein respondía arengando a sus maltrechas tropas de ocupación en Kuwait con una cita que pasó a la Historia: “esta va a ser la madre de todas las batallas”. El reto lanzado al Averno de las redes sociales por una mujer que escribe como las diosas del Olimpo (he abierto un vino bueno: quiero soñar que Afrodita entrevistaba así) me espoleó una noche de invierno que por fin se parecía a lo que fue una vez, eso, el invierno. Un concurso literario espontáneo (de andar por Twitter: “con toda la libertad que para eso es mi movida”) con el tema “Hombre hablando de mujer” proponía en su piado Esperanza; y yo no lo dudé ni un segundo: esta es la madre de ...

Amada Mujer

Jamás imaginé que fuera tan complicado escribirte. Tengo un problema y es que en todo cuanto escribo solo busco impresionarte. Tal vez pienses “qué idea tan pobre e irrespetuosa” tengo sobre ti. Pero no soy consciente, debo decir. Busco impresionarte no porque tú busques cosas que impresionen, sino porque quiero hacerte ver algo especial en mí. Lo mejor es la naturalidad, lo sé, pero no siempre resulta sencillo. He tratado de ser sincero en los anteriores intentos que he escrito, pero siento que caigo en tópicos continuamente. Ahora, seguro, vuelva a caer en ellos. Así que no me queda otra que pedirte perdón por adelantado. La verdad es que pienso en ti y todo cuanto me sale es en clave de cita. Qué cursi todo. Pero, visto de otro modo, ¿no es bello, acaso, pensar en ti y pensar en amor? Espero no liarte: pienso en amor en lo que realmente es amor. Hoy se piensa en amor en todo aquello que no lo es. Dicen que darse un revolcón es amor; bueno, puede serlo pero no siempre lo es. Cuán...

Ella y el náufrago

El sincopado balanceo de la barcaza le hizo abrir los ojos y regresar a la impía soledad del mar. Se escuchaba en rededor un chapoteo de olas contra la madera quebrada de los costados y el silbido de una lengua de viento soliviantada azuzando el velacho fabricado con su propia camisa. A lo lejos, sobre la línea del horizonte, los tonos azulados de cielo y mar se habían fundido en una línea inasible, mientras a pocos pasos de su cenit un sol implacable vomitaba ráfagas de fuego sobre su desventura. Fue en aquel vacío inabarcable, el mayor de cuantos hubiese podido imaginar durante su azarosa existencia, donde volvió a reencontrarse con ella; a solas, en un tú y yo ineludible. El hombre se recostó contra la borda con suma dificultad y bocarriba, aun resignado a su suerte, fue capaz de perfilar el rostro amado entre un penacho de nubes blancas. Le bastó el simple reflejo de un haz de luz para reconstruir el verdor de aquella mirada tierna que lo desarmaba por dentro, y en ese vergel ...

En el sueño

En el sueño, apareces desnuda, de espaldas, coqueteando con un lazo azul que adorna tu melena, en un curioso balanceo propiciado por el movimiento de tus pies (puntillas-planta, puntillas-planta), en un vaivén que dibuja siluetas en las sombras y que ofrece una imagen oscilante al reflejo del espejo en el que te miras. Es la madrugada de un día de fin de semana. Has dejado tu ropa interior (de encaje, seductora, mínima) tirada a los pies de la cama y, por la ventana, entreabierta y agradecida en una noche primaveral que reta a un invierno impropio, se escucha el ruido de los pasos arrastrados de aquéllos que han decidido anticipar el final de sus crápulas correrías. De repente, rápida y concisa, como el fogonazo de la luz de un rayo en una habitación abandonada, giras sobre ti misma y te lanzas al colchón, cubierto por sábanas de estreno (la caricia delicada de una tela inmaculada y virgen). Alargas tu brazo izquierdo hasta la mesilla de noche, enciendes el aplique y, desde el int...